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Experiencias

REPORICELO nuestra aldea abandonada

Quizás la historia más significativa de la Casa del Río Cigüeño y sus señores sea su especial relación con la figura del Santo Nazareno, patrón de la villa de O Barco. Aunque poco se sabe del origen de la figura, en 1690 está documentada la construcción de una capilla en la Casa del Rio Cigüeño para albergar la talla del santo nazareno que era propiedad de Diego de Valcarce, perteneciente a la casa del Rio cigüeño.

Por tanto, se desconoce el autor de la talla, pero la imaginación popular pasó de padres a hijos, manteniendo viva la historia de la imagen. Cuenta la leyenda que la talla se realizó a partir de un tronco que fue arrastrado por las turbulentas aguas del río Cigüeño un día de tormenta y que los criados recogieron a su paso por la finca del mismo nombre. El dueño de la casa ordenó que usaran el leño para hacer fuego en su propia chimenea pero no había fuerza humana capaz de hundir el hacha en la corteza del leño por lo que tuvieron que desistir de su empeño. Fue en ese momento que el dueño de la casa dispuso que se tomara una foto con él buscando un artista para realizar el trabajo. La historia cuenta que cuando el escultor se dispuso a tallar la madera, a diferencia de antes, se volvió tan suave como la mantequilla. Y de ahí, de ese tronco de leyenda, se creó la imagen del santo nazareno que se venera en O Barco cada 14 de septiembre.

No es orgullo sino destino, y Reporicelo estaba destinado a quedarse vacío allá por los años 60. ¿Y por qué tan pronto? Te invitamos a descubrir el pueblo de Reporicelo.

Conduciremos hasta el pueblo de Oval y allí dejaremos el coche junto a la iglesia del pueblo. La iglesia se sitúa en la entrada, si accedemos por el pueblo de Rubiá, y al final, si accedemos por el otro lado.

Desde este punto caminaremos medio kilómetro hasta llegar al pueblo. El ambiente hay que vivirlo. Quedan restos de varias casas, la escuela y un hermoso riachuelo que te encantará.

Saltando sobre las rocas aguas arriba hay una fuente de agua a la que merece la pena llegar si vas en verano. En invierno es mejor no intentarlo porque las piedras son muy resbaladizas y el arroyo Reporicelo lleva más agua.

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